
El día de San Valentín tiene el poder de atontecer, sin excepciones, atontece a todo el mundo.
Los enamorados andan como locos buscando el regalo perfecto, imaginando lo que les van a regalar... tratando de que sea todo al gusto de sus parejas, y enormes cantidades de azúcar en forma de corazón.
Los no enamorados andan por las esquinas enloqueciendo al encontrarse corazones y osos amorosos, y regalos en forma de corazón o de osito, en todos los escaparates.
Los escépticos del amor, disimulan ante la opulencia desmedida de las muestras de San Valentín y hacen como si no les importara encontrarse rodeados de Cupidos y bombones. Pero que no os engañe su apariencia de Jamfris, su corazoncito anhela poder salir en pos del regalo perfecto: “Algún día Sam, algún día”.
Los desenamorados y corazones rotos y/o solitarios, luchan contra ese día con todas sus fuerzas, castigando con su indiferencia tal acontecimiento, alegando no necesitar un día concreto para mostrar el amor hacia la persona amada.
Los comerciantes se frotan las manos ante la locura colectiva y la marea de rojos corazones palpitando en busca del artículo deseado. Todo vale, todo se vende y todo se compra. Siiii, la cuesta de enero por fin ha terminado y podemos gastar dinero sin sentirnos culpables por ello.
Desde tiempos remotos, el Dios del amor ha obrado y ha sido invocado por los mortales, tan necesitados de sus servicios que en vez de una catedral de culto y peregrinaje, le hemos adjudicado un día, una gran fiesta a lo largo del mundo entero. Y nuestras ofrendas son flores, bombones, piruletas, corazones de cartulina, azúcar y regalos envueltos en brillantes y rojos papeles.
Todo el planeta se atontece entorno a Cupido, dándole gracias por la flecha o increpando su falta de puntería. Todos, sin excusas, sabemos que día es, para bien o para mal, ahí esta el 14 de febrero cada año en el calendario.... Llamamos a Eros desesperadamente ya desde principios de mes, prometiéndole chocolatinas si nos mantiene el amor por lo menos hasta la fecha señalada, o más algodón de azúcar si nos encuentra uno antes del día “D”.
Valentín, hoy como en tus santos tiempos, los corazones piden a gritos Amor. Necesitamos todos algún lugar donde mandar nuestros suspiros, en quien pensar justo antes de dormir, a quien llamar cuando somos felices... Y sonreír cuando notamos un beso furtivo en la distancia, cuando recibimos un sms a las 3 de la mañana... Valentín, Valentín, Valentín... Feliz onomástica chavalote.
Lois
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